lunes, 27 de mayo de 2013

La rima

Al escoger palabras que repiten un mismo final [los poetas] dibujan con los sonidos una raya que sirve para delimitar el espacio del poema, un lugar intermedio entre la ficción y la realidad que nos invita a levantar historias en nuestra imaginación. Si queremos que el dibujo sea fuerte, con líneas gruesas y bien marcadas, utilizamos la rima consonante, haciendo que se repitan al final de las palabras los sonidos de las vocales y las consonantes: coche y noche, barco y charco, violeta y maceta, camión y canción. Si queremos que el dibujo sea más suave, podemos repetir sólo las vocales, que se esconden en medio de las otras letras y mantienen una música sigilosa, algo así como el murmullo de una fuente: noche y hombre, barco y caballo, violeta y espera. Es la rima asonante. 

La rima sirve para llamar la atención sobre algunas ideas y algunas palabras. Cuando los sonidos se juntan, le damos protagonismo a lo que queremos decir, conducimos al lector o al que nos escucha hasta los sentimientos que queremos comunicarle. […] 

La rima es también un modo tradicional de conseguir la música de un poema. […] Escribir un poema es buscar una música, un ritmo, para que todas las cosas sean oportunas, seductoras, llamativas, creíbles. Además de la rima, el poeta puede controlar el número de sílabas que hay en cada uno de sus versos, para que suenen con un ritmo preciso. […] Los poetas utilizamos el idioma como si fuera un intrumento musical, una guitarra, un piano, haciendo que las palabras suenen como teclas o cuerdas afinadas. […] 

Pero te recuerdo que se puenden escribir poemas sin rima y versos de distintas sílabas. Lo importante es la música, conseguir llamar la atención con las palabras, dibujar una historia y un tiempo en la imaginación, convertir una mirada o una idea en algo memorable. A todo esto ayuda la rima, pero hay otras formas de lograrlo, porque la música permite muchas libertades y las palabras tienen más recursos para enseñarnos a mirar. Un buen adjetivo, al acercarse de manera imprevista a un nombre, llama nuestra atención y nos hace pensar. Lo mismo ocurre con otras posibilidades formales y por eso decimos que un idioma es un instrumento de ideas y de sonidos con el que se pueden sugerir muchas cosas. […] 

García Montero, Luis 
Lecciones de poesía para niños inquietos pp. 117-121 
Ed. Comares, Granada, 1999

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