martes, 14 de mayo de 2013

El gallo y la zorra

–Señor conde –dijo Patronio–, había un hombre honrado que tenía una casa en el monte y que, entre otros animales, criaba muchas gallinas y muchos gallos. Pasó que uno de aquellos gallos paseaba un día descuidadamente por el campo, lejos de la casa, y que le vio la zorra y se vino a él para cogerle sin que la viera. Pero el gallo se apercibió de su presencia y se subió a un árbol, que estaba un poco separado de los demás.

Cuando la zorra le vio en salvo, lo sintió mucho y se puso a pensar cómo podría cogerle. Entonces se dirigió al árbol y empezó a decirle muchas lisonjas y a pedirle que bajara a andar por el campo, como hacía antes; pero el gallo no quiso. Al ver la zorra que no le engañaba con sus halagos, comenzó a amenazarle, diciéndole que se arrepentiría de no haberse fiado de ella. El gallo, que estaba en salvo, no hacía caso alguno de sus seguridades ni de sus amenazas.

Cuando la zorra comprendió que de esta manera no podía engañarle, se dirigió al árbol y empezó a roer el tronco con los dientes y a dar en él golpes con la cola. El pobre gallo se asustó mucho, sin darse cuenta de que nada de esto le era peligroso; el miedo, sin embargo, le llevó a huir a los otros árboles, con el deseo de estar más seguro, y, sin poder llegar a los que estaban juntos, voló a otro árbol. Al ver la zorra que sin motivo estaba asustado, se fue tras él y le fue llevando de árbol en árbol, hasta lograr cogerlo y comérselo.




DON JUAN MANUEL

Conde Lucanor (Versión de Enrique Moreno Báez)

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