jueves, 22 de noviembre de 2012

La amapola miedosa



Un día estaba lloviendo mucho. Me encontraba en la cama tumbada sin hacer nada. De pronto oí un gemido que venía del jardín. Al principio creía que era mi hermano viendo su chorrada de serie de ninjas. Pero no, era alguien que estabas aterrorizado por algo o por alguien. Cuando terminó de llover, salí al jardín y vi que no era una persona sino una amapola roja vistosa mojada. Fui a ver y cuando me vio se escondió en una especie de capullo de pétalos. Le pregunté:
― ¿Qué te pasa, amapola?
―Tengo miedo ―me dijo―, mucho miedo.
―¿Por qué?
De repente se giró y me dijo descaradamente que por qué hacía tantas preguntas. Yo le contesté que solo quería saber qué le pasaba. Ella me contó que había nacido con mucho miedo porque veía que siempre había algo que destruía su ciudad de flores. Podía ser un incendio, alguien tan tonto como para arrancar las flores o un jardinero que se despistaba al cortar el césped con la podadora. Yo le expliqué que no le iba a pasar nada, que yo la iba a proteger. Amapoli, que es como se llamaba, se sintió a salvo, cuando de pronto, un jardinero pasó con la podadora y la iba a destruir. No sabía qué había ocurrido y me salió una lágrima de tristeza porque le prometí que no le iba a pasar nada. Entonces vi algo rojo muy vistoso… ¡ERA AMAPOLI! No le había pasado nada, solamente la había rozado. Desde ese momento juré que la iba a cuidar. Cogí una maceta y me la llevé a mi habitación. Aquello me sirvió para estar pendiente de las cosas y tratarlas con respeto.

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